Es un tiempo Sánchez
Menuda la tienen liada
por Madrid. Vaya historia que hay montada para, intentar, formar gobierno la
próxima semana y que alguien gobierne este, a veces, ingobernable país en el
que vivimos.
Leo el acuerdo
firmado entre Pedro Sánchez y Albert Rivera y no me parece mal, no por lo que
hayan acordado que, salvo algunos puntos, desconozco la mayoría del texto, sino
porque me parece que son los dos únicos líderes políticos que están teniendo,
lo que se podría llamar, visión de estado.
Una visión que va más
allá de las narices de cada uno del resto de líderes que argumentan que “con el
acuerdo, no llegan” haciendo alusión a la clase de matemáticas que,
probablemente, se perdieron cuando iban al colegio y del que nunca debieron
haber salido, porque de poco les sirvió.
El uno, el de la
barba canosa, con todo lo que le está cayendo y haciendo presunción de su
inocencia, haría un gran favor a su país si designara un sucesor o sucesora y
es que ya le toca el turno a una sucesora.
El otro, el de la
coleta, que queréis que os diga que no sepáis de su “casta”. De este señor poco
hay que decir con claridad y rotundidad, dado que su advenediza función
política no deja de ser un interés muy particular que ha sido respaldado por
algunos medios de comunicación con algunas pretensiones que se desconocen y
que, sin lugar a dudas, les pasará factura. Con planta de telepredicador “progre”
se pasea de plató en plató rodeado de ese “circulo” personal en el que él
siempre está en medio.
Hay especialistas y
estudiosos que analizan con detalle cualquier aspecto de nuestros políticos y
en cambio del líder de Podemos, no hay nada. Alguien debería analizar su
posición al sentarse en las entrevistas que ha tenido con Rajoy, con Sánchez,
con Alberto Garzón o en las entrevistas que le ha hecho esa Sexta cadena que
tanto le adora. Y nada que objetar de lo que dice que es de manual.
Si lo analizaran los
expertos le encontrarían muchas cosas, algunos complejos y, con toda
probabilidad, una mala educación que le ha llevado a no saber estar aunque está
donde está, precisamente por ello, por la falta de una buena educación.
El líder del Partido
Popular, el único que ha sido capaz de decirle no al Rey de España para formar
gobierno, se lamenta ahora de que no va a salir investido presidente el líder del
Partido Socialista, dado que a los votos de Ciudadanos le faltarán unos cuantos
para llegar a la mitad más uno o a tener más “sies” que “noes”, pero aún así,
ambos dos, PSOE y Ciudadanos, van lanzarse a esa piscina cuya incertidumbre está en que si estará llena en el momento del chapuzón y eso les honra, no la cobardía de
correr el riesgo que ahora se autoproclama para sí.
Dejen a sus diputados
votar con libertad y, con toda seguridad, el resultado será muy diferente del
que será con la disciplina de voto, porque hay muchos diputados populares y
podemitas que no ven en sus propias fuerzas políticas la capacidad para
gobernar, unos por el presidencialismo del de la coleta y su “circulo” de
allegados; y el otro, el de la barba canosa, porque de quienes se ha rodeado le
han salido como le han salido. Señor Rajoy, es tiempo ya de que se retire a los
cuarteles de invierno y que su fuerza política se rearme para el futuro pero,
mientras tanto, bondad y visión de estado para que prevalezca el interés
general sobre el suyo particular. Y si piensa que le pueden declarar culpable,
yo le creo inocente, aunque no muy buen gestor.
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